"Una mujer, con un vestido de algodón barato y su esposo, vestido con un humilde traje, se bajaron del tren en Boston, y caminaron tímidamente sin tener una cita a la oficina de la secretaria del Presidente de la Universidad de Harvard.
La secretaria adivinó en un momento que esos venidos de los bosques, campesinos, no tenían nada que hacer en Harvard.
Por horas la secretaria los ignoró, esperando que la pareja finalmente se desanimara y se fuera.
Ellos no lo hicieron, y la secretaria vio aumentar su frustración y finalmente decidió interrumpir al presidente, aunque era una tarea que ella siempre esquivaba.
Ellos no lo hicieron, y la secretaria vio aumentar su frustración y finalmente decidió interrumpir al presidente, aunque era una tarea que ella siempre esquivaba.
- Tal vez si usted conversa con ellos por unos minutos, se irán, dijo la secretaria al Presidente de la Universidad.
El hizo una mueca de desagrado, y asintió.
Alguien de su importancia obviamente no tenía el tiempo para ocuparse de gente con vestidos y trajes baratos.
Sin embargo,el presidente, con el ceño adusto pero con dignidad, se dirigió con paso arrogante hacia la pareja.
El hizo una mueca de desagrado, y asintió.
Alguien de su importancia obviamente no tenía el tiempo para ocuparse de gente con vestidos y trajes baratos.
Sin embargo,el presidente, con el ceño adusto pero con dignidad, se dirigió con paso arrogante hacia la pareja.
La mujer le dijo:
- Tuvimos un hijo que asistió a Harvard por sólo un año. Él amaba a Harvard. Era feliz aquí.
Pero hará un año, murió en un accidente.
Mi esposo y yo deseamos levantar algo, en alguna parte del campus‘, que sea en memoria de nuestro hijo..."
- Tuvimos un hijo que asistió a Harvard por sólo un año. Él amaba a Harvard. Era feliz aquí.
Pero hará un año, murió en un accidente.
Mi esposo y yo deseamos levantar algo, en alguna parte del campus‘, que sea en memoria de nuestro hijo..."
Y para no citarla toda, la historia termina en que el malvado director de Harvard rechazó vilmente a los campesinos y su ofrecimiento. Lo que no sabía, es que esos campesinos eran millonarios, y para homenajear a su hijo, terminaron construyendo la Universidad de Stanford. Debo decir que la moraleja de esta historia es muy inspiradora.
Pero que sea inspiradora, no significa que sea verdad. Analicemos algunos puntos:
- Leland Stanford, el campesino del que habla el artículo, realmente existió, pero nada más lejos de la realidad sobre como lo describe el artículo, ya que fue un destacado político y abogado, así que la descripción que se le atribuye es absurda (solo falta ver la foto) 1
- Leland Stanford Jr, hijo del "campesino", realmente murió joven, de hecho demasiado joven como para haber estudiado en Harvard, apenas tenía 15 años. Lo que si es verdad, es que la universidad lleva su nombre como un homenaje. La Universidad de Stanford se ha preocupado por desmentir el hermoso relato que tenemos bajo la lupa. 2
- Así que, el que los personajes y algunos acontecimientos en este relato sean más o menos reales, no significa que el novelón armado sea verdadero. La historia de la Universidad puede ser vista acá: https://www.stanford.edu/about/history/. Francamente, al leerla me parece mucho más inspiradora que el cuento que se anda esparciendo.
En conclusión, ya lo saben, el relato analizado es hermosamente FALSO
No hay comentarios:
Publicar un comentario